martes, 15 de marzo de 2011

¿Salvar una vida o liquidar una posible futura?

A lo largo de la vida, nuestros tejidos corporales sufren un deterioro progresivo de envejecimiento del que se defienden regenerándose. De no ser gracias a esta propiedad característica de las células madre, la esperanza de vida de los seres vivos se vería ampliamente reducida. Por otro lado, muchas de las enfermedades que nos afectan, se basan en la degeneración y muerte de los tejidos humanos ya sea de manera aguda (infartos) o crónica (degeneración-envejecimiento).

Los avances médicos han desarrollado unas técnicas llamadas trasplantes que consiguen reparar los tejidos. La introducción de los trasplantes a la medicina moderna ha supuesto una revolución enorme. Sin embargo los trasplantes de algunos órganos no están libres de complicaciones y limitaciones importantes como la escasez de donantes o la posibilidad de rechazo del órgano trasplantado.

No obstante tenemos ahora un abanico más amplio de posibilidades como la nueva medicina regenerativa para la cual se lleva a cabo un cultivo y trasplante de células madre que, valiéndose de su capacidad natural de regeneración, y con la ayuda de las técnicas de trasplante desarrollados estos últimos años, se abren como una posibilidad para el tratamiento de enfermedades como los infartos cerebrales o de miocardio. Este tipo de medicina sale al paso del gran aumento de incidencia que están sufriendo enfermedades de tipo degenerativo (degradamiento físico o mental de algún tejido u órgano de nuestro cuerpo) que se asocian irremisiblemente al incremento de la esperanza de vida mundial y al envejecimiento de la población, especialmente en el mundo desarrollado. Las enfermedades más comunes de este género son además de los infartos, el Mal de Parkinson (150.000 enfermos en España), el Alzheimer (800.000 enfermos), la ELA o el cáncer; que afectan al sistema nervioso central.

Investigaciones recientes sobre las células madres uterinas ofrecen esperanzas y abren nuevos horizontes para crear fármacos que combatan estas enfermedades. Estas células se encuentran en el útero de mujeres de edad fértil, su obtención es muy sencilla, son capaces de regenerar cualquier tipo de tejido y tienen un potente efecto regenerador de tejidos desconocido hasta ahora. De hecho han comprobado que se pueden transformar en tejido cardíaco, óseo, muscular o nervioso (también en neuronas). Además tienen la capacidad de reproducirse hasta 45 veces en el laboratorio (tanto como los hongos), de manera que se puede garantizar una cantidad suficiente de material celular como para que una terapia sea efectiva. Pero no solo eso sino que una vez que ha crecido esas 45 veces dejan de reproducirse por lo que no dan lugar a la formación de tumores, algo que las células madre embrionarias pueden provocar ya que crecen de manera descontrolada y que ha generado la aparición de tumores en los ratones de laboratorio. Este tipo células se inyectaron en un ratón con lesión muscular del 60% y en tres semanas recuperó el 10% de la masa muscular perdida y todos los capilares. De hecho, el ratón no caminaba y volvió a caminar. Otra ventaja es que para extraer estas células no hace falta pasar por quirófano, basta con realizar una citología, técnica no invasiva, sencilla y barata, que evita tener que anestesiar al paciente como ocurre en la obtención de células madre de la grasa o la médula ósea. Ya han comenzado con los ensayos preclínicos en ratones que tienen Esclerosis Lateral Amiotrófica y si los resultados son positivos en el plazo de un año podrían comenzar los ensayos en humanos. Un nuevo descubrimiento que ofrece nuevas ilusiones en el tratamiento de estas enfermedades.



Sin embargo hay quienes rechazan rotundamente la utilización de estas células como medida de cura de estas enfermedades. El pasado junio de 2008, la Iglesia católica estadounidense fijó por primera vez su posición oficial sobre el uso de células madre de los embriones humanos y afirmó que aún en su etapa más temprana constituyen una vida humana que no puede destruirse. "Parece innegable que una vez que cruzamos la línea moral fundamental que nos previene de tratar a otro ser humano como mero objeto de investigación, no hay freno", señala el documento. "La única postura moral que afirma nuestra dignidad humana es rechazar la primera renuncia en ese sentido", dijeron los obispos en una declaración que urgió a "todos los católicos y personas de buena voluntad a unirse" en la reafirmación de una actitud de rechazo cuando se trate de embriones humanos. "Asumir que un buen fin (los beneficios de la investigación científica) puede justificar la muerte directa ha sido la fuente de muchos males en el mundo", afirman los obispos estadounidenses. Según afirmó el diario vaticano L’Osservatore Romano, es algo profundamente inmoral ya que el cigoto es un sujeto en su significado ontológico y el reconocimiento de la dignidad personal debe ser extendido a todas las fases de la existencia. El cardenal Justin Rigali afirmó que tal acción es moralmente incorrecta porque alienta la destrucción de vidas inocentes, tratando a seres humanos vulnerables como meros productos que se cosechan. También denigra los valores de millones de contribuyentes que se oponen a la investigación que exige tomar vidas humanas". Esta postura anti-vida, precisa el cardenal Rigali, "ignora el hecho de que medios éticamente correctos para el avance en la ciencia de las células estaminales, así como tratamientos médicos, ya están en camino de estar disponibles y necesitan para eso mayor apoyo. Si el gobierno quiere invertir en esperanza para curas y promover una ciencia ética, debe usar el dinero de los impuestos para una investigación en la que todos, en cada etapa del desarrollo humano, puedan vivir", concluyen los obispos estadounidenses. La causa de esta rechazo tan grande ante tal descubrimiento científico parte de la base de que para la Iglesia, en el momento en que un espermatozoide fecunda a un óvulo ya existe un ser humano. Por ello, se muestran en contra de la muerte del cigoto para la obtención de células madre. Claro que si la medicina se guiara por los estrictos designios de la Iglesia, todavía seguiríamos sin saber sobre nuestro cuerpo ya que hace siglos, la disección de un "sagrado" cadáver humano estaba prohibida por la Iglesia lo que supuso un considerable retraso de siglos de la ciencia médica que hemos ido arrastrando.

No es un tema tan complicado en lo que a opinar se refiere, es decir, no hay una opinión intermedia, por lo que para concluir me gustaría lanzar una pregunta: ¿Dejarías a una persona enferma de Parkinson, Alzheimer… que la enfermedad siguiera su cauce (su sistema nervioso dejará de funcionar antes o temprano por no poner remedio a dicha enfermedad hasta provocar la muerte) o prevendríais la muerte de una futura vida (no utilizarías las células madre para curar a esa persona y por lo tanto no se ''sacrificarías'' un cigoto)?


Aquí dejo enlaces de algunos videos relacionados con el tema:

Sofía Torres Salazar nº29 1ºB (Profesor: Alfredo)-3ªevaluación

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